miércoles, 9 de enero de 2013

Devoción que llega a muchos rincones del país

EN BUENOS AIRES COMO EN MERCEDES.
EN BUENOS AIRES COMO EN MERCEDES.
Con banderas rojas flameando en un enorme predio, empanadas, asado y comidas del litoral, los vecinos de La Carolina, en el partido bonaerense de Florencio Varela, veneraron al Gauchito Gil al son del chamamé, como lo vienen haciendo desde hace 14 años cada 8 de enero, en que se le rinde culto al “Santo del Pueblo”.
“No sólo viene la gente de la zona, sino de localidades vecinas y de otras provincias”, aseguró Estela Mamani, una de las organizadoras del evento, tras asegurar que “hoy (por ayer) esperamos que 11.000 personas pasen por el santuario”.
El santuario estaba allí, al lado del salón donde la multitud comía, bebía y bailaba, y desde la entrada se podía ver una larga fila de gente esperando para venerar al Gauchito Gil “con fuertes pedidos, con muchas súplicas por trabajo, por la familia, por salud y por la pareja”, contó Mamani.
“La promesa es venir a bailar un 8 de enero”, añadió la mujer, oriunda del Norte argentino y coordinadora de la Asociación Cultural Gauchito Gil de La Carolina, tras enfatizar que “esto está más ligado al litoral”, mientras sonaban en el salón los acordes del chamamé.
Los devotos del correntino fueron llegando a las cero de ayer, cuando comenzó el festejo con fuegos artificiales, baile y pedidos y agradecimientos al Gauchito frente al santuario, y culminó a la medianoche, tras la ceremonia religiosa.
La fiesta termina “con el pedido de bienestar para todos los que estamos acá y los que no están porque se fueron a Corrientes”, donde se realiza la peregrinación de miles de fieles al santuario originario de la localidad de Mercedes.
“Esta fiesta va creciendo cada 8 de enero porque el Gauchito Gil es un santo que el mismo pueblo lo va ensalzando y cada día tiene más seguidores, más promeseros, más devotos”, dijo la mujer, quien resaltó que hay muchas agrupaciones de gauchos litoraleños que participan con su indumentaria.
El Campito de La Carolina, como se lo conoce al lugar donde está el santuario, ubicado sobre diagonal los Quilmes, en un barrio muy humilde de Ingeniero Allan, en Florencio Varela, vivía ayer su gran fiesta.
“Vengo desde hace dos años, estoy con mi familia y mis hijos, pido por trabajo y salud; vengo también a agradecer porque siento que me ayuda”, contó Cristian de 28 años, que vive en Quilmes, mientras hacía la fila para entrar al santuario.
Por su parte, Angela de 53, estaba también haciendo la fila con dos de sus hijas para pedir por salud y “agradecer porque mi marido que estaba en lista de espera para trasplante finalmente no lo necesitó, y ahora él no está acá porque se fue a Corrientes, a agradecer”, dijo y añadió que “las cosas que le pedimos siempre se cumplen”.
María Teresa Romero, vestida con pollera y remera roja “porque es el color que identifica al Gauchito”, va cada 8 de enero a La Carolina desde hace 11 años para agradecer y pedir por mi salud porque estuve muy mal”.
Esta gran fiesta, donde la música del acordeón vibra en sus cuerpos y alegra sus corazones, tiene el rojo como símbolo de la lucha de aquel joven correntino, y la esperanza como estandarte.

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