domingo, 13 de enero de 2013

Sociedad
Las razones por las que vuelven a faltar monedas


Comerciantes minoristas de la ciudad de Buenos Aires denuncian que en los bancos sólo se les provee emisiones de uno y dos pesos, pero no las de menor denominación. Un fenómeno que ya se produjo en los años '80

En las últimas semanas, las cámaras que nuclean a comercios minoristas en la ciudad de Buenos Aires informaron sobre el faltante de monedas de la más baja denominación, imprescindibles en este rubro, debido a las compras por escasos montos que caracterizan a los comercios de proximidad como autoservicios y kioscos.

El incremento de precios tiene como evidente contracara el deterioro del valor del circulante. En la década de 1980, en la que la Argentina registró sus niveles históricos de inflación más elevados, este fenómeno fue recurrente.

Basta recordar que la inflación en aquella década - que abarcó el final de la dictadura militar, el gobierno de Raúl Alfonsín y los primeros meses del de Carlos Menem-acumuló un 2.000%, con un promedio de 437% anual.

Entre las razones de la recurrente escasez de monedas se identifican:

1 - La inflación. El notorio incremento de los precios demanda un mayor número de metálico para adquirir los mismos productos y servicios que antes. Sólo por tomar el ejemplo del boleto de colectivo, éste pasó en Capital Federal de $1,25 a 3 pesos.

Si bien este faltante fue subsanado por la implementación de la tarjeta SUBE, para aquellos que optan por no recibir el subsidio al transporte público, conseguir las monedas, más que el importe en sí, es todo un inconveniente.

Vicente Lourenzo, vocero de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) indicó a Infobae que "hay monedas mucho más requeridas como las de un peso, dos pesos y la de 50 centavos. En algunos rubros puntuales como pueden ser loscall center o los kioscos, por ahí puede haber faltantes".

En ese sentido, el economista Carlos Melconian explica que "la inflación tuvo en Argentina un origen multicausal, pero el desorden monetario le puso a la inflación un piso. El país está en un inflación del orden del 25% que en los últimos meses se pone más tenso".

Según un reciente informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, "la Base Monetaria alcanzó al 28 de diciembre del 2012 los $308.524 millones, incrementándose unos $85.602 millones respecto al último día hábil del 2011, con una variación interanual del 38 por ciento".

2 - La emisión de billetes de $100. La impresión de billetes se concentra en los de la más alta denominación, que ya representan un 60% del total, mientras que las monedas, a excepción de las de dos pesos, quedan relegadas. Hace dos años, los billetes de $100 representaban el 50% del total.

Los reclamos de los comerciantes apuntan a las emisiones de 25 y 50 centavos, todavía con importante demanda, frente a las de un centavo, y las de 5 y 10 centavos, casi inutilizadas por el incremento de los precios. "Es raro que vos veas un producto vendiéndose a $57,50, por ejemplo. En el rubro alimenticio es un poco más fácil, pero en general en el resto de los rubros no hay", afirmó Lourenzo, de CAME.

Como un contrasentido, por el deterioro inflacionario, a fin de 2012 el Banco Central aún registraba en circulación 406,1 millones de monedas de un centavo; unas 1.241,7 millones de monedas de cinco centavos y 2.601,5 millones de monedas de 10 centavos.

Prácticamente existen apenas dos monedas por cada billete. El BCRA señaló que el total general de billetes a fin del año pasado sumaba de 3.525,7 millones de unidades, mientras que había en circulación un total de 7.401,9 millones de monedas de todas las denominaciones.

3 - Negocios paralelos. Un problema adicional lo representa la utilización del metal para otros fines. Sucede que el valor nominal de la pieza metálica, acuñada en cobre, níquel o aluminio, supera a su valor dinerario. Una moneda de un centavo vale seis veces menos que el metal que se utiliza de soporte. La de cinco centavos vale el doble sólo por el metal, y hasta la de 25 centavos vale un 51% si se utiliza como metal fundido.

4 - La implementación de la SUBE. La puesta en marcha del Sistema Único de Boleto Electrónico es un gran avance para facilitar y agilizar el transporte público, al cubrir el 70% de los pasajes emitidos, pero afectó un circuito natural que ya estaba establecido para las monedas.

Los autoservicios solían abastecerse de monedas en las terminales de colectivos, a veces a cambio del pago de una comisión, pero con la tarjeta SUBE esta operatoria se redujo a una mínima expresión. Según la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos (Casrech), esta modalidad suministraba el 15% de las monedas utilizadas.

5 - Incumplimiento de los bancos. Las cámaras del comercio minorista explican que las entidades financieras están obligadas a otorgar diariamente hasta $200 en monedas a quienes lo soliciten, pero que esta posibilidad se obstaculiza por la exigencia de la apertura de una cuenta para entregarlas. Además, es frecuente que la entrega de metálico no supere los $20 diarios.

"Los bancos están un poco más reticentes a entregar las monedas que requerís, pero generalmente uno pide de más para que se entregue la cantidad que se necesita", describe Vicente Lourenzo.

Una comerciante del microcentro porteño dijo a radio Mitre que "si vas al banco, y sos quiosquera y cliente del banco, te dan 10 ó 20 pesos por día en monedas de 2 pesos o 1 peso ¿Veinte pesos cuánto le puede llegar a durar...? Este problema lleva seis meses, un año". Un pasajero de colectivo agregó que "hay monedas de dos pesos, pero no las acepta la máquina de colectivo. Faltan monedas de un peso, de 0,50, de 0,25 y 10 centavos". Refirió además que "una manera de hacerse de monedas son con los cajeros de subte".

Desde los bancos argumentan que las transportadoras de caudales abastecen casi exclusivamente monedas de dos pesos y, en menor medida, de un peso, por lo que sufren los mismos inconvenientes que los comerciantes. También deslizaron que las empresas distribuidoras priorizan a las grandes cadenas de supermercados a la hora de suministrar monedas, tras el pago de un plus.

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