Mantiene una rutina de caminatas. Se la vio haciendo compras mientras espera la llegada de sus hijos y nieto.
Custodia. La camioneta, parte de servicio de seguridad presidencial, en la puerta de la casa de Cristina. |
En medio de la tranquilidad de El Calafate, donde las denuncias
que involucran a los grandes hoteles de la familia Kirchner con el
empresario Lázaro Báez no hacen mella, descansa hace varios días
Cristina Kirchner. Después de pasar Navidad en Río Gallegos, la
Presidenta volvió a “su lugar en el mundo”. Ayer, vestida de blanco y
reafirmando el final del luto que guardó desde que Néstor Kirchner
murió, paseó por el jardín de su Residencia con un sombrero para
cubrirse del poco sol que hubo. Es el mismo atuendo que usó cuando
sorprendió a los vecinos de la villa turística paseando por algunos
comercios hace unos días. La tranquilidad, un imponente paisaje y
la soledad de los últimos tres días, marcan el ritmo de la agenda
presidencial carente de visitas oficiales, “ella (Cristina) está acá
para descansar, esa es la orden y la cumple”, contó a Clarín un
funcionario. Acompañada por el equipo de la Unidad Médica Presidencial,
Cristina espera la llegada de sus hijos Florencia y Máximo (con su
pareja Rocío García y su hijo Néstor Iván) el día 30, para celebrar en
la intimidad familiar el año nuevo. “No suelen pedir catering, tienen
cocinera propia y muy buena”, comentó un allegado a la familia
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