domingo, 12 de agosto de 2012

CORRENTINO DORADO
Crismanich, el día después: “En un tiempo me daré cuenta de lo que conseguí”
 
 
“Estoy todavía en el aire”, comentó el atleta correntino luego de su jornada histórica. “Me cuentan que la lucha final se vivió como si fuese un partido de fútbol”, confesó algo sorprendido.
Sebastián Crismanich, el héroe de la delegación argentina en estos Juegos Olímpicos Londres 2012, admitió desconocer las dimensiones de la medalla de oro que alcanzó en el taekwondo y expresó: “Recién en un tiempo me daré cuenta de lo que conseguí”.
Luego de haber dormido poco en la noche del viernes (“me acosté como a las 6 y media de la mañana”, relató ayer) y de saludar a todo aquel se le cruzó para felicitarlo por el logro obtenido, el deportista correntino prosigue “en el aire”, tal como él mismo apuntó.
“Estoy todavía en el aire. Recién en un tiempo me daré cuenta de lo que conseguí”, sostuvo el flamante campeón olímpico en la división hasta 80 kilos del taekwondo.
Crismanich, que había cosechado la medalla dorada en los Panamericanos de Guadalajara 2011, superó en la final al español Nicolás García Hemme, por 1-0, en el combate decisivo.
“Cuando llegué a la Villa (Olímpica) era muy tarde, pero igual fui a la computadora para fijarme en los mensajes que tenía. Y la verdad me sorprendió que la gente recibiera mi coronación de esa manera”, aseguró el correntino, con una naturalidad digna de envidia para otros “protagonistas” del deporte.
“Me cuentan que la lucha final se vivió como si fuese un partido de fútbol. Con gente juntándose en casas, tomando mate y celebrando cada golpe como si fuesen goles. Y, la verdad, no lo puedo creer”, describió.
“Tal vez cuando llegue a la Argentina, a Corrientes, ahí me dé cuenta de lo que pasó”, expresó el taekwondista radicado en Córdoba, que vive con sus padres y su hermano Mauro, también representante de la disciplina marcial.“Queríamos volver con una medalla, no importaba el color. Y cumplimos. Por eso, antes de encarar la final, nos juntamos con Gabriel (Taraburelli, su entrenador) y nos dijimos que se trataba de los últimos 6 minutos de esfuerzo, que debía valer la pena”, manifestó.
Ubicado en la denominada zona internacional de la Villa Olímpica, Crismanich recibió saludos de los ocasionales transeúntes argentinos que pasaban por el lugar y lo hizo con sencillez, prestándose al diálogo ameno, sin tapujos.

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