Mujeres de la aldea. Las protagonistas junto a la fotógrafa Paola Pierini, celebrando el fin del calendario
Ni las cenizas del volcán Puyehue en 2011 que
sepultaron literalmente a su pueblo por las siguientes dos temporadas,
ni las consecuencias derivadas de la Gripe A y las crisis económicas
nacionales e internacionales pudieron con el buen ánimo de los mujeres
de Villa La Angostura que hoy se levantan sobre sus pies y sin ropas
por una causa solidaria. Son 50 mujeres entre arquitectas, empleadas
municipales, comerciantes, amas de casa, artesanas y maestras las que
posaron desnudas para un calendario denominado "Mujer en amor"
que se comercializará desde el mes próximo por Internet y con entrega a
domicilio. Con el dinero esperan comprar un mamógrafo para el Hospital
local Oscar H.
Arraiz. En total
se imprimirán 2000 calendarios que valdrán 250 pesos cada uno. Si
venden todos conseguirán los 500 mil pesos que cuesta el equipo.
La
autora del proyecto es Paola Pierini, una fotógrafa patagónica y
preceptora de un jardín de infantes, a quien se le despertó la idea en
una cena de amigas. "El de la imagen es un tema recurrente. La presión
que impone la sociedad es muy fuerte y difícil de sobrellevar.
Entonces
nos dijimos por qué no mostrar el cuerpo desde otra perspectiva.
Fotografías del cuerpo de una mujer real, con sus tetas caídas, sus
caderas anchas pero que a la vez represente a una mujer bella y
verdadera", dice Pierini. La fotógrafa hizo una convocatoria por
Facebook y se anotaron 50 mujeres. Aunque en el calendario sólo irán
12, las que no lleguen al papel serán parte de una exposición virtual.
La presentación será en octubre, en la villa. Pierini no pretende emular
a "Playboy", sino mostrar a la mujer "con arte y respeto". Las
protagonistas ejercen dis- tintas profesiones, algunas se atrevieron a
revelar secuelas físicas de graves operaciones. "Tengo 60 años y hace
10 que me operaron de una mama. A partir de ahí, mi vida pegó un giro.
Me habían amputado mi lado femenino, me sacaron lo que representaba el
alimento de mis hijos. Cuando Paola me propuso posar le dije que me
daba mucha vergüenza pero luego vi que tenía un fin solidario y me
animé. Fue maravilloso", señala Susana Requena, arquitecta. Requena
hizo su serie de fotografías desnuda pero con la cicatriz de la
amputación mamaria cubierta por una gasa bordada por ella. "Desde el
principio mi familia me apoyó para que lo hiciera", recuerda.
"Vamos
a hacer historia porque además de desnudarnos vamos a conseguir el
mamógrafo", señala Paula Cejas, vendedora de publicidad y madre de tres
hijos. "Cuando les conté al principio me decían, ¿vos mamá? Pero
cuando les mostré la foto les gustó y se quedaron tranquilos", recuerda
Cejas, y agrega, entre risas: "Marido no tengo, supongo que mi ex se
enterará cuando salga el calendario".
La
fotógrafa está haciendo un documental junto a la cineasta Ce- cilia
Beltroni sobre esta empresa solidaria. "Va a ser raro y atípico como el
proyecto", opina Beltroni.
"Es
la frutilla del postre de un largo proceso para valorarme como mujer.
Hacerlo fue un momento importante en ese proceso de verme y gustarme
físicamente, como lo que soy y no como lo que tendría o debería ser",
cuenta Patricia Díaz, profesora de educación física. "Les tuve que
avisar a mis hijos, chicos mamá va a aparecer en bolas", cuenta Luciana
Muhlenpfordt, 31 años, madre de dos preadolescentes. "Detrás de cada
mujer hay una historia y con esa historia cicatrices y dolores",
remata.
"Somos un grupo de
amigas que andamos por los 40 años. Desde hace tiempo queríamos hacer
algo que sirviera como mensaje distinto frente a los estereotipos de
belleza.
Hay belleza en la
cicatrices, en las arrugas", cuenta Carolina Bittón, fotógrafa también. Y
revela que piensan ir más lejos. "Los estereotipos no son exclusivos
de mujeres.
Por eso hemos estado pensando en un calendario para hombres, que se verá más adelante".
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