Se presagiaba una noche larga. Y así fue. Todo comenzó a las 18. A esa hora, se conocieron los resultados de boca de urnas que manejaban ambos frente electorales a nivel provincial. En el hotel Guaraní, Enrique Zuleta Puceiro (de la consultora OPSM) dijo que ECO ganó por 49,2% a 44,8%. Pero en el Hotel de Turismo, el secretario de Economía municipal, y referente de “Camau” Espínola, Martín Barrionuevo aseguraba, en base a los datos de Consultora del Nordeste, que FPV lograría el 48,9% sobre el 46,1%.
Cifras contrapuestas. En el bunker peronista todo era algarabía, tomando como un hecho de que los números de la proyección se concretarían en la práctica. En la sede de la Unión Cívica Radical (UCR), sin embargo, la cautela ganaba a los adeptos de la fuerza de la pluma y el martillo.
En Capital, como se trataban de seis categorías (gobernador, senador provincial, intendente, concejal, convencionales constituyentes) y en el cuarto oscuro habían 36 propuestas electorales con boletas, se presumía que recién para las 20 se conocerían, vía las radios que transmitían el acto comicial, los primeros resultados en directo desde las escuelas. Y que recién para las 21 empezarían a ser cargadas en el sitio de internet oficial. Así ocurrió.
Luego de la primera hora de carga, la formula Colombi - Canteros llevaba una ventaja de ocho puntos sobre la de Espínola - Ríos. Entonces, de a poco, el comité de la UCR comenzó a poblarse. Y entre ellos estaba el senador nacional por la provincia de Mendoza Ernesto Sanz. Y la reserva dejó paso a un entusiasta optimismo.
En el hotel de Turismo, los cánticos cesaron y las caras de preocupación invadieron a los militantes kirchneristas. Para colmo, la carga de sufragios al sistema (exasperantemente lenta) daba una ligera ventaja en Capital de la fórmula de ECO para la intendencia (Pedro Braillard Poccard - Estela Regidor) sobre la del FPV (Fabián Ríos - Any Pereyra).
Los referentes peronistas señalaban que los números parciales del escrutinio nada tenían que ver con los datos proporcionados por sus fiscales. Y esta verdad la sostenían a quienes quisieran escucharlos.
La diferencia entre las fórmulas gubernamentales se achicaba o agrandaba de acuerdo al lugar en el surgían los resultados de las urnas. Y la parsimonia en la carga de los sufragios impedía que cualquiera de los dos sectores pudiese proclamar la victoria o aceptar la derrota. Por lo menos fue así hasta la medianoche.
En forma simultánea - ¿casualidad? - a los pocos minutos del día 16, Colombi ingresó a la sede de la UCR y dio un discurso sobre la victoria de la fórmula que encabeza. A una docena de cuadras, Espínola daba una conferencia de prensa en el que insistía que según los datos propios él era quien se sentaría en el “sillón de Ferré” desde el 10 de diciembre.
Y mientras Colombi se animaba a encabezar una caravana, Espínola aseguraba que se mantendrían atentos durante toda la noche y la madrugada a la continuidad de la carga de datos. “Queremos que se respete la voluntad popular”, aseguró el intendente capitalino.
Al cierre de esta edición y con el 90% de las mesas escrutadas, Colombi se alzaba con 253 mil votos, un 50,92% de los votos válidos. Espínola, por su parte, cosechaba el 45,70%, unos 227.560 sufragios. La cifra, al parecer, se presentaba como irreversible.
Algo similar ocurría en la ciudad de Corrientes pero con las alianzas invertidas. Con el 93% de las mesas escrutadas, la fórmula del FPV, Ríos - Pereyra, 47,74% sobre la de ECO, Braillard Poccard -Regidor, que sumó 46,61% - una diferencia de apenas 2.020 votos que parecía irrecuperable.
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